Nos invade la tristeza por la suerte de nuestra Buenaventura y no es para menos la situación del principal puerto de Colombia y una de las ciudades de mayor reconocimento internacional por su condición de puerto y su posicion geográfica en la Cuenca del Pacífico.

 

Buenaventura, no puede equivocarse en la proxima elección del alcalde, debe evaluar y estudiar muy bien las hojas de vida de los candidatos (as), su trayectoria política, experiencia en la administración pública y/o su capacidad gerencial y formación, quien y que partido lo respalda, como logró el aval, su compromiso con un ejercicio transparente, libre del clientelismo y de la corrupción, que establezca y defina mecanismos de control de gestión y rendición de cuentas. Se está en mora de crear un grupo que haga seguimiento y control a la gestión politica en el Distrito, esto es necesario y es posible.

 

Hago un llamado a los y las porteñas en especial a la juventud, a reflexionar y hacer un alto en el camino, a valorar y reconocer el poder que significa el voto ciudadano en una elección popular ya sea de alcalde, miembro de las corporaciones públicas u otros mandatarios.

 

El ejercicio de los derechos políticos y ciudadanos con el voto:

 

• Exigen del ciudadano capacidades intelectuales para valorar y sopesar las propuestas de los candidatos, siempre con una medida que está representada por la búsqueda del bienestar social y el alcanzar mejores y dignos niveles de vida, hoy esto es posible con una buena gestión, los municipios estan dotados de recursos, les llegan por otras vías desde el gobierno nacional como son las regalías, es evidente que la educación primaria ha mejorado, que los alcaldes cuentan con recursos para proveer de alimentación a los estudiantes, la cobertura en salud pese a los problemas que persisten ha aumentado y muchos de los programas sociales pueden mejorar si hay una participación y control ciudadano a la gestión de los alcaldes y concejales y en general a la administración pública.

 

• Actuar con responsabilidad y con criterio ético político de valoración y respeto por lo público, reconocer que la gestión pública se encamina a producir valor público que significa programas efectivos de bienestar y desarrollo social que se traduzcan en bienestar para la población, esto solo es posible si el ciudadano libera su voto de las prácticas clientelistas y corruptas de compra venta del voto, (de la conciencia, lo que envilece y niega la condición humana, reduce a la condición de objeto al Ser) del intercambio de favores del político de turno como si lo público fuera de su propiedad.

 

• No puede ignorarse la responsabilidad de los partidos a quienes les corresponde la dirección y el control político de sus militantes y consecuentemente tienen la responsabilidad ante la sociedad por el ejercicio que del poder haga aquel en quien depositaron su reconocimento y confianza.

 

Todas estas prácticas constituyen una desviación del sentido real de la política, solo conducen a apropiarse de los bienes del Estado, (esto es privatizar el Estado) a quitar los recursos para el bienestar de la población más pobre, generan dependencia y es una manera disfrazada de esclavitud y opresión. Es caer en la trampa de perpetuación de la pobreza.

 

Es hora de ejercer el derecho político de elegir con conciencia ciudadana y responsabilidad, hay que empezar ya, construyamos camino y esperanza para un pueblo que ha estado sumido en la pobreza y la exclusión, más no condenado. Es construir el camino de la liberación.

 

Septiembre 1 de 2015

 

Por

Jesús Glay Mejía N.

Profesor titular jubilado

Universidad del Valle

 

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