Una semana intensa, llena de emociones para los colombianos y quienes siendo de otras nacionalidades se han insertado en la problemática que vivimos desde la violación del derecho fundamental a la libertad; expresado de forma explícita en la constitución; Artículos 12, 13, 17. Asunto que no es nuevo, y por el que han tenido que reñir muchos de nuestros dirigentes, llámense alcaldes, gobernadores, presidentes y demás.
En este tiempo y durante casi dos periodos, el presidente ÁLVARO URIBE VÉLEZ ha ido abriendo un camino de oportunidades, desde su ideal de Seguridad Democrática a esta problemática. Con limitaciones y escándalos, ha sido un periodo en el que la proyección nuestro país ha sido profunda, el desarrollo se ve y puedo asegurar; "le quedara duro a un próximo dirigente hacer lo que este a lo logrado, o siquiera, alcanzar la popularidad del mismo".
Pero bueno...
Quiero en esta oportunidad, invitarlos a recapacitar acerca de la traumática experiencia del secuestro. Ser libre es muy sencillo, no se nota, carecer de ello es psicológicamente un desastre. A pesar de ello, escuchamos como en medio de toda la tortuosa situación que tienen que sobrellevar los secuestrados, logran canalizar la carga emocional que a sus espaldas está y se dedican a reflexionar, leer, releer sus vidas, comportamientos e incluso algunos se dedican a explotar su aptitud pedagógica, dando lo mucho o poco que en sus tiempos de formación obtuvieron. Es decir, la negación de la libertad fue un potencial para trascender al lugar donde se encontraban, una oportunidad que la vida les dio, para recapacitar y así vivir de otra forma; intentar superarse desde lo que en ese momento, en esa situación tenían, privados de las necesidades básicas de un ser humano; comida, techo, ropa.
Actualmente en la sociedad, podemos encontrar secuestrados por montones, no tanto en las selvas colombianos, sino, en las calles de nuestras ciudades, en los parques de nuestros pueblos, en las escuelas y universidades, que son el centro de formación de un país que exige hombres luchadores, constructores del futuro de los nuestros. La discapacidad que hay en la juventud es barbará, pereza mental predomina. No es justo que tener que esperar una situación cruel, como es el secuestro, para encontrarle sentido a la vida, para salir de meollo en el que estamos.
Debemos ser consientes de nuestras capacidades, somos animales-racionales y esa razón debe conducirnos por el camino del éxito. Es el hombre-racional, quien le da rumbo a la historia, el que inventa, el que encuentra soluciones, con nuestra racionalidad se han desarrollado fenómenos que nunca pensamos que el ser humano pudiera hacer. No podemos navegar en el sin-sentido existencial, mal-gastar las fuerzas que tenemos en sandeces que no repercuten al bien del país, de la ciudad, de toda la humanidad.
Es justo, como jóvenes debemos y tenemos la obligación moral de tomar posición y promover una sociedad más justa, más digna, más equitativa para todos.
¿Cómo? Desde nuestra formación, la exigencia por comprender, aprender, cultivar todo lo que más podamos. Hombres bien formados proporcionarán grandes frutos, aquello que hoy sembremos vamos a recoger. Por encima de todo, debe estar el interés por marcar la historia, no desde sucesos extraordinarios, sino, desde nuestro compromiso personal por superarnos, esto repercute en el bienestar social, esta es nuestra misión fundamental.
Les presento ahora, un poema que gira entorno al sin-sentido por el que muchas veces todos pasamos; tomar decisiones, sentirse asfixiado por la sociedad, planear y ver como todo cae frente a nuestros ojos, pero, internamente sentir la tranquilidad de saber que algo hay más allá y que puedes vencer todos los obstáculos que se te presenten; el dilema existencial:
Otra vez se adueñan mí, pensamientos, ideas absurdas de frustración...
Soledad acompañada, silenciosa cuando se aferra a los placeres terrenales...
Desolación... ilusión... melancolía nutren mis pasos...
Cuándo dejé al tiempo pasar sobre mis ojos y no tomé las riendas de mí futuro...
Cuándo dejé al mundo decidir mis expectativas y encerrarme en el juego iluso del placer...
Hoy no creo en nada y a la vez creo en el que me lo da todo, sin el que nada hubiese hecho, a pesar, de que no he hecho nada...
Siento reseco mi corazón, y mis planes se van a la basura cuando compruebo lo que en la sociedad se estipula para estar en algún sitio que brinde la tranquilidad de una senectud serena...
Inquieto estoy, pues mis labores han claudicado, sea por mi culpa o por mis malas decisiones, sea por lo que sea, han claudicado y me encuentro agitado por lo que he de hacer conmigo, en mi, en el futuro.
Que ir construyendo... como hacerlo...
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