Luego de nueve años de espera, los damnificados de la avalancha de Bendiciones, esperar recibir las viviendas prometidas a medias del presente año luego de culminar las acometidas de acueducto y alcantarillado que aún hace falta a quince de las doscientas veintiséis viviendas que comprenden la Ciudadela Nueva Esperanza.

 

Lucila Martínez, líder del Consejo Comunitario del Alto y Medio Dagua, dijo que después de una lucha incansable por fin se ve cristalizado el proyecto con avance del 90 % y para nosotros es satisfactorio que finalmente el Gobierno Nacional se colocó la camiseta y le va a entregar a los damnificados las casa tan anheladas que se esperaban hace 9 años.

 

Precisó que más vale tarde que nunca, a mediados de este año si Dios lo permite, la alcaldía de Buenaventura podrá hacerle entrega a la comunidad de las viviendas en que se va a reubicar a las 217 familias de Bendiciones.

 

Indicó que el colegio y el puesto de salud ya fueron entregados a la Administración Distrital y solo falta que se le dé una mano de pintura a las viviendas y ultimar detalles en cuanto al alcantarillado.

 

Según indica Lides Leonardo Lerma, Director Técnico de Vivienda del Distrito, este es el proyecto bandera en cuanto a viviendas de la presente Administración, porque es un proyecto atípico en el sentido de que a diferencia de otros proyectos donde uno hace las viviendas y no conoce al beneficiario, aquí ya conocemos a los damnificados, su dolor, su desesperanza.

 

Señaló que se siente muy contento porque ya es casi una realidad el proyecto, simplemente hay que esperar que el todopoderoso permita que las obras se culminen y el aporte de la Alcaldía ha sido todo ese empuje que nosotros le hemos metido ante el gobierno nacional, para que finalmente asumiera su compromiso.

El Padre Joh Reina, Lucila Martínez y Lides Leonardo Lerma

 

El Padre John Reina, desde un principio estuvo encargado por parte de la Diócesis de Buenaventura sobre todo lo relacionado con los damnificados, manifestó que es satisfactorio ver el empuje que se la ha dado al proyecto desde la misma Administración Distrital, que llegó y se puso la camiseta de estas viviendas, ya que venía sin dolientes y sin un responsable claro de su construcción.

 

Sin embargo hay que señalar que a lo largo de los nueve años que se tardó en cristalizarse el proyecto, que se inició con el censo de los afectados, luego de escoger el terreno, el diseño de las viviendas para finalmente conformar una bolsa común de aportantes donde concurrió La Unidad Nacional de Riesgo con recursos por el orden de $ 7.300 millones, el Ministerio de Hacienda giró $ 2.300 millones a través del Plan Departamental de Aguas para el sistema de acueducto, el sistema de alcantarillado además de una planta para el tratamiento de aguas residuales.

 

Por su parte el Distrito hizo un aporte inicial de $ 700 millones para la adquisición del lote y posteriormente realizó otro desembolso valorado en $ 1.500 millones para las obras de urbanismo. El Fondo de Calamidades también hizo su contribución por un valor de $ 1.200 millones.

 

Pero los aportes cuantificados van más allá, pues se hacía necesario dotar a la ciudadela de un colegio por lo cual se logró la vinculación del Ministerio de Educación Nacional.

 

Hay que señalar que de las 226 viviendas que están por ser entregadas, 9 serán para las familias damnificados que habitaban a la vera de la carretera en el sector conocido como Peñas Lizas.