Por Juan David Alomia

 

Dicen que la paciencia es el método más eficaz para tener o poseer tranquilidad pronunciada, es la suma extra de un detonante altamente inteligente para que el sentido de la existencia no se pierda, pues en saber esperar esta gran parte de la virtud de conseguir el éxito.

 

Habitualmente logramos observar ya sea en nosotros mismos o en quienes nos rodean que esta es ignota pues siempre nos orientamos a que las cosas se realicen o concluyan en el momento planteado por nuestra pretensión y naturalmente esto puede no ocurrir, intentamos darle o buscarle una explicación a la existencia creyendo que quizás nos apresuramos o que si no se efectúan en un momento adecuado es porque algo mejor viene… aun cuando ya sea de forma  emergente o posicional persigues los objetivos.

 

Diariamente aparecen dificultades y contratiempos que nos ponen a prueba, en otras ocasiones deja de ser prueba para convertirse en estilo de vida, presuntamente nos adherimos a la óptica de que todo entrará a una instancia más adecuada, sintiéndonos víctimas de la carencia de oportunidades y voluntades ajenas, pero nuestra vida sigue girando a aperturar nuevos propósitos, vastas esperanzas a moverte y reaccionar ante la adversidad,  a replantear pensamientos a establecer puentes que constituyan un capital de experiencias y lograr una creciente caudal de oportunidades.

 

Inminentemente dicho lo anterior es claro que enfatizar nuestro propósito de vida apremia cuando gradualmente sin sentirlo el tiempo vuela presurosamente y expira amilanando tus oportunidades y ambiciones o permitiéndote vivenciar momentos de gestas extraordinarias bien llamadas logros.

 

Antes de que la energía de tu vitalidad tienda a caducar permítete afrontar o tenderte a crecer, a asumir y vivenciar, sea el resultado que fuese a obtener ¡ya has vencido!