Un abrazo a todos aquellos que se regalan la oportunidad de leer estos espacios de reflexión, en los que seres racionales iguales a ustedes, plasman sus pensamientos acerca de temas diversos que nos ayudan a crecer como personas y nos permiten ir caminando en este mundo… Doy apertura, con una serie de poemas, que en mi soledad se han ido germinado, no con la intención de ganar adeptos a mi forma de ver el mundo, sino, con el propósito de motivarlos adentrarse en el mundo magnífico de la reflexión, de manera particular, desde la poesía. Al poseer una esencia racional, estamos invitados a ver en cada situación un espacio propicio que nos estimule a una mejor forma de caminar hacia la Ítaca de la felicidad.

 

Nuestras características innatas, nos dan la ventaja de cambiar el mundo, de mejorarlo o empeorarlo, todo depende de la forma en que veamos nuestro alrededor. Este poema titulado; así te encuentro, es dedicado aquella mujer que una vez apareció en nuestras vidas y cambió totalmente nuestra forma de ver.

 

La aceptación y reconocimiento de la otra persona tal y como es, debe ser el punto de partida de una relación que pretende ser más que una amistad. Así te encuentro, en el atardecer de la noche, taciturna del olvido y envuelta entre las nubes... Dormida como paloma que ha volado y sus alas rotas no pueden conducirla algún lugar... Princesa oceánica desbordada por dentro, mariposa de cuentos, lucecita en la sombra, que a carcajadas ríe de poderla alumbrar… Así, como amalgama fundida en mi cuerpo que aunque calma mi dolor, es ajena.

 

Resina camuflada en mis huesos, sin ella desfallecería el cuerpo y en el suelo buscaría un lecho… Ven y déjame entenderte, permíteme saber lo que has hecho, condúceme hacia lo que lamentaste, no te ocultes en la nada del mutismo… Abre tú, la boca azucarada de tus labios y erupciona en mis oídos todo aquello que no quisieras decir… aquello que quisieras callar… No te inquietes… así te he conocido… así te espero… así me has enloquecido… así estoy enamorado…