Jun 02, 2025

¿Y TU LO HAS HECHO HOY?

  • Nov 01, 2007
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¿Lo harás hoy? Me pregunta mi señora cuando llego a casa. Tomo mi camisa la pongo en el descanso de la silla del comedor y respiro como si eso calmara mi cansancio.


Ella va a la cocina a servir mi almuerzo. Es un medio día de esos calurosos y en el que la mañana estuvo cargada de situaciones en el trabajo. -Te he estado esperando con ansias, agrega ella desde su territorio.


Pienso. Y antes de pronunciar palabra alguna, me quito los zapatos y me meto en las sandalias que ella me ha dejado cerca al sofá. - Lo sé amor.


Ha sido una mañana difícil, todas las tareas que pudieran ser para mi fueron encomendadas (una muestra de que sirvo o que quieren dejar en descubierto mi lenta manera de actuar). Y ahora en casa ¿debo hacerlo?


Tal vez. Será la mejor manera de relajarme y por un momento retirarme de las tareas competentes o tomar un segundo aire. No sé. Pero, antes o después de almorzar. - Quiero que lo hagas ahora, dice ella al terminar de servir la mesa.


Esa tierna manera de pedirlo, me parece haberla escuchado con anterioridad y no una sino muchas veces más.


- Qué carajo, lo haré de una vez. Me abrazó y besó: -lindo, eso es.


Nos sentamos y almorzamos. Fui al baño y me quité los pantalones. Colgaba una pantaloneta y una camisilla. Pensó en todo. Cada detalle estaba donde lo necesitaba. Salí del baño y entré al cuarto. Ella estaba tiraba sobre la cama con su mini manera de vestir: - De verdad, amor, ¿lo harás?


- Ja, ja, ja, reí. Y sin más preámbulos me alisté. Le di un beso y la abracé. Tome un segundo aliento y me puse en acción. - Ummmm, que guapo te ves así, dijo. - Bueno, ya, de una vez, debo regresar a la oficina.


Con semejante calor. Lleno del almuerzo y hacerlo...No podríamos esperar la noche o el fin de semana. - Pero, claro cuando se te mete a la cabeza hay que hacerlo, dije. Ella sonrió y me apretó los glúteos. ¡Qué señal!
Me lancé sobre el pesado bulto y de una me lo eche encima. - Eso así, así, mi amor. Ya estaba haciéndolo, pensando en todas las dificultades pero encantado de hacerlo. Y ella con esa cara de satisfacción.


Sin más contratiempos terminé llevando el costalado de ropa usada pero en buen estado a la camioneta y antes de ir a la oficina pasar por el orfanato para donarlo. Que satisfacción la de los dos. Fue tanta que me acordé de un pedazo de Gabriela Mistral:


"Toda naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú. Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los corazones y las dificultades del problema.


"Que no te llamen solamente los trabajos fáciles ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.


Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve. El servir no es faena de seres inferiores.