Jun 15, 2025

Recicladores de Quibdó recibieron materiales para fortalecer su trabajo, la economía y la paz

  • Jun 13, 2025
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Recicladores de Quibdó recibieron materiales para fortalecer su trabajo, la economía y la paz
Gracias al proyecto “Comunidades que transforman”, recicladores de Quibdó recibieron equipos e insumos clave para mejorar su operación.
Foto: Jose Vargas Esguerra

 

Gracias al proyecto “Comunidades que transforman”, recicladores de Quibdó recibieron equipos e insumos clave para mejorar su operación. La iniciativa, liderada por el ICTJ y la Unión Europea, reconoce su aporte al ambiente y la cohesión social, y les brinda herramientas para avanzar hacia un modelo de reciclaje digno, seguro y autosostenible.

 

En una ciudad como Quibdó, donde la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades han marcado por décadas la vida de sus habitantes, iniciativas comunitarias como el reciclaje se convierten en caminos de resistencia, subsistencia y paz.

 

La entrega de dotaciones e insumos a dos organizaciones de recicladores —la cooperativa Coopruq y la asociación Asomarmolejo— marca un paso importante para el fortalecimiento de su labor, pero también para la dignificación de un oficio históricamente marginado.

 

La entrega, que se dio hace algunas semanas, se dio en el marco del proyecto “Comunidades que transforman”, impulsado por la Unión Europea y el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), que busca fortalecer procesos comunitarios de construcción de paz urbana en zonas afectadas por el conflicto armado y la exclusión estructural.

 

Las organizaciones recibieron un motocarro de carga, una báscula de una tonelada, botas, guantes, materiales para el techo para su centro de acopio, así como capacitaciones en contabilidad y organización empresarial.

 

“Para nosotros, que alguien venga de afuera y nos escuche, que nos mire, ya es un motivo de agradecimiento”, expresó Melissa Mar, recicladora y madre de dos hijos y quien participa en el programa Y agregó. “Siempre nos han visto como invisibles, pero hoy sentimos que hay ojos que creen en lo que hacemos”.

 

En la entrega estuvo el embajador de la Unión Europea, Gilles Bertrand, quien reconoció el trabajo de los y las recicladoras.

 

“La primera vez que llegué a Quibdó, llegué por el río Atrato, entonces la primera cosa que conocí de Quibdó fue su basura por ambas orillas del río, ahí se veía toda la cantidad de residuos que genera. El hecho de que ustedes estén no solamente generando ingresos para ustedes, para sus familias, sino además ayudando a la ciudad a tratar este problema, creo que es algo que hay que reconocer”, dijo Bertrand.

 

Recicladores de Quibdó recibieron materiales para fortalecer su trabajo, la economía y la paz
La iniciativa, liderada por el ICTJ y la Unión Europea, reconoce su aporte al ambiente y la cohesión social, y les brinda herramientas para avanzar hacia un modelo de reciclaje digno, seguro y autosostenible.
Foto: Jose Vargas Esguerra

 

De los botaderos a las rutas: una transición digna

 

Históricamente, la asociación Asomarmolejo ha trabajado desde el botadero de Marmolejo de Quibdó, mientras que Coopruq ha desarrollado una ruta selectiva de recolección por diferentes barrios de Quibdó.

 

Por la alianza entre ambas organizaciones, se está gestando un proceso de transformación para que Asomarmolejo comience a salir del basurero -entre otras razones porque las autoridades quieren que no haya presencia de recicladores informales en ese lugar- para implementar también rutas de recolección puerta a puerta, siguiendo el modelo de Coopruq.

 

“Nosotros en Coopruq ya tenemos rutas definidas en barrios como el centro o Kennedy. Ahora les estamos enseñando a los compañeros de Asomarmolejo cómo hacerlo. Ya no tienen que estar en el botadero, sino que pueden hacer una labor más digna”, explicó uno de los líderes del proceso. “Esto que nos están entregando no solo nos sirve para trabajar mejor, sino que fortalece esa alianza, nos hace más fuertes juntos”.

 

Sin embargo, los retos no son menores. “El botadero lo van a cerrar y no sabemos para dónde vamos a coger. Somos más de 60 recicladores allá. Necesitamos un centro de acopio propio, porque ahora trabajamos en un espacio arrendado y pequeño. Estamos muy preocupados”, aseguró Ramiro Moreno, reciclador de Asomarmolejo.

 

A pesar de las dificultades, la esperanza se mantiene. La líder comunitaria Miriam Hinestroza lo resume con emoción: “A mí Coopruq me genera paz, porque desde niña vi mucha violencia. Aquí aprendo, trabajo, le doy lo que necesita mi hija y poco a poco voy cogiendo rumbo”.

 

Recicladores de Quibdó recibieron materiales para fortalecer su trabajo, la economía y la paz
Las organizaciones recibieron un motocarro de carga, una báscula de una tonelada, botas, guantes, materiales para el techo para su centro de acopio, así como capacitaciones en contabilidad y organización empresarial.
Foto: Jose Vargas Esguerra

 

Reciclar en medio del riesgo

 

El reciclaje en Quibdó no solo implica esfuerzo físico y bajos ingresos —el promedio mensual por persona no supera los 300 mil pesos—, sino que también representa un riesgo constante por la violencia urbana.

 

“Para nadie es un secreto que en Quibdó hay zonas muy peligrosas”, señala otro integrante de Coopruq. “A veces nos llaman de un barrio y vamos, pero no podemos implementar rutas fijas en todos lados. Hay zonas donde no es seguro entrar”.

 

Los trabajadores también aseguraron que también han sido víctimas de extorsión por parte de las bandas criminales que operan en la ciudad, pese a que a la luz del proceso de diálogo que el Gobierno lleva en ese lugar, esas estructuras armadas se habían comprometido con eliminar esta práctica en diversos sectores, incluido el reciclaje.

 

A esto se suman los problemas estructurales. Según cifras locales, solo el 6% del material reciclable se recupera en Quibdó, un porcentaje ínfimo frente al potencial de aprovechamiento. La falta de vehículos, centros de acopio, herramientas de clasificación y apoyo institucional impide un aprovechamiento mayor.

 

Pese a ello, la comunidad no se rinde. En el barrio Kennedy, por ejemplo, un grupo de jóvenes organizó el colectivo Proyecto de Liderazgo Juvenil BK. Uno de sus voceros, de apenas 23 años, lo explicó así: “Yo era muy grosero, sin rumbo, pero aquí encontré una razón para hacer las cosas bien. Junto con mi mamá y otros vecinos, reciclamos en costales y llamamos a Coopruq para que lo recogiera. Si yo, a mi edad, pude mover mi comunidad, imaginen lo que podríamos lograr si tuviéramos más apoyo”.

 

Recicladores de Quibdó recibieron materiales para fortalecer su trabajo, la economía y la paz
Lo que estas organizaciones reclaman no es caridad, sino compromiso: espacios, herramientas, acompañamiento técnico, y sobre todo, respeto.
Foto: Jose Vargas Esguerra

 

Más que reciclaje: tejido social y dignidad

 

La entrega realizada por la Unión Europea y el ICTJ no fue solo un acto simbólico. Representó un reconocimiento al valor del reciclaje como herramienta de construcción de paz, inclusión económica y justicia social en territorios olvidados.

 

“Esto no es solo recoger cartón o plástico, es cambiar la forma en que nos miran. Queremos dejar de ser vistos como basura, y empezar a ser reconocidos como trabajadores, como ciudadanos que cuidan el ambiente, como personas que también merecen vivir con dignidad”, concluyó Melissa Mar.

 

Lo que estas organizaciones reclaman no es caridad, sino compromiso: espacios, herramientas, acompañamiento técnico, y sobre todo, respeto. En palabras de un reciclador veterano: “Nos miran mal, pero cuando uno les explica lo que hace, dicen: ‘ah, están reciclando’. Y muchos jóvenes se nos han unido así”.

 

El embajador Bertrand dijo que la idea es que se pueda conectar a estas organizaciones con empresas que les permitan transformar el reciclaje en productos.

 

“Ustedes no tendrían que vivir solamente de un proyecto productivo o de una donación. Lo que es importante aquí es que realmente intentemos construir un modelo económico donde ustedes al final se puedan transformar en empleados de su propia empresa y no en comunidades trabajando con las uñas si me permiten decir esto. Están en condiciones que son muy difíciles para hacer una labor que es importante para todos, para el planeta. Entonces propongo que les pongamos también en contacto con empresas que usan estos residuos como materia prima, para transformarlas en camisas, herramientas, utensilios, un montón de otras cosas. Entonces esto podría ser un paso. O que ustedes mismos puedan hacer esa transformación”, aseguró.

 

Ahora, el reto es que las instituciones locales y nacionales continúen el impulso que la cooperación internacional ha iniciado. Porque, como dijo una de las recicladoras durante el acto de entrega: “Gracias por no venir con promesas, sino con hechos”.

 

*Esta pieza periodística hace parte de la iniciativa “Comunidades que Transforman” de El Espectador, el Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ por su sigla en inglés) y la Embajada de la Unión Europea. Esta es una alianza para producir contenidos que narran los esfuerzos de las organizaciones comunitarias, las autoridades y el sector privado en la construcción de paz.