Treinta líderes y lideresas de diversos sectores de Buenaventura culminaron el Diplomado en Cultura de Paz para el Cuidado de la Vida y el Desarrollo de Buenaventura, un proceso que se inscribe en la estrategia territorial que busca consolidar una visión compartida para el cuidado de la vida, la reconciliación y la acción colectiva en Buenaventura.

 

Esta graduación representa un avance significativo en la articulación entre comunidades, instituciones, espiritualidades, empresarios, comerciantes y organizaciones que trabajan por transformar el territorio y fortalecer el tejido social.

 

El Centro de Perdón y Reconciliación: una suma de voluntades para el territorio

 

El diplomado es uno de los frutos del Centro de Perdón y Reconciliación (CPR), un espacio que nace de la alianza entre:

 

- Fundación para la Reconciliación.

- Comfenalco Valle Delagente.

- Diócesis de Buenaventura.

- Pastoral Social de Buenaventura.

- Instituto de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana Cali.

 

Esta suma de voluntades concentra esfuerzos para impulsar iniciativas que fortalezcan la estrategia de Buenaventura en torno a la construcción de paz, el cuidado de la vida, la sanación, el perdón y la reconciliación.

 

Una universidad que llega, aprende y construye con el territorio

 

Para la Pontificia Universidad Javeriana Cali y su Instituto de Estudios Interculturales (IEI), este diplomado reafirma la misión de llegar a los territorios y co-construir procesos formativos desde y para ellos, reconociendo en Buenaventura una fuente de saberes, espiritualidades y experiencias que enriquecen la transformación social.

 

En palabras de Sandra Liliana Londoño, directora del IEI: “La memoria es una herramienta para el futuro: recordar es abrir la posibilidad de sanar e imaginar lo que aún no existe. No se perdona para olvidar ni para justificar, sino para recuperar la capacidad de vivir juntos. Aquí no solo se gradúan 30 personas; aquí se creó una red para construir en colectivo. El territorio es un aula viva y, como ser vivo, cartografiamos dolores, pero también posibilidades".

 

Una visión comunitaria para la paz

 

El proceso cuenta con el acompañamiento cercano de la Diócesis de Buenaventura.

 

“Buenaventura tiene muchas posibilidades en la construcción de paz. Hay tantas ideas de paz, pero somos como islas. La idea es avanzar en la construcción de continentes, volvernos puentes entre un sector y otro para quitar los muros y encontrar lo que nos une. Solo así podremos soñar juntos con cambiar a Buenaventura y ponerla en un nivel muy alto en temas de paz, trabajo comunitario y desarrollo integral".

Monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya – Obispo de Buenaventura.

 

Esta mirada inspira la estrategia territorial y refuerza la convicción de que las transformaciones se construyen desde el reconocimiento de un futuro compartido.

 

Juventudes que se fortalecen y transforman

 

Las voces jóvenes también fueron fundamentales en el proceso. Como expresó una estudiante del diplomado:

 

“Este diplomado me ha fortalecido como joven bonaverense. A veces nos tachan como los desordenados, pero tener este liderazgo me permite salir a las calles, mostrar lo que podemos construir y ayudar a que otros jóvenes salgan de situaciones difíciles". Lina Marcela Sinisterra Orobio– Pastoral Social.

 

Estos aprendizajes reflejan la apuesta por generar espacios que dignifiquen a las juventudes y reconozcan su papel transformador en el territorio.

 

Una red para el cuidado de la vida

 

Las iniciativas surgidas que se trabajaron en el diplomado expresan una apuesta por las infancias, adolescencias y juventudes de Buenaventura. Estas propuestas se conectan con la estrategia Buenaventura para el cuidado de la vida, fortaleciendo una red de actores para avanzar hacia una paz territorial sostenible.

 

Buenaventura en un faro de esperanza

 

El Centro de Perdón y Reconciliación se construye como un espacio central para avanzar en reconciliación, memoria, encuentro y san-acción: una forma de sanar actuando y de actuar sanando, desde el territorio y para el territorio.

 

Con esta red fortalecida, Buenaventura continúa avanzando hacia un futuro donde el cuidado de la vida sea el centro de todas las decisiones, y donde la articulación entre sectores permita construir esos “continentes” de esperanza y transformación.

 

Hoy, Buenaventura se convierte en un faro de esperanza para el mundo, demostrando que solo la unión de saberes, espiritualidades, voluntades y sobre todo el encuentro con el otro, abre caminos reales hacia la paz.