Jun 01, 2025

A La Memoria de Don Jesús Vergara

  • May 15, 2013
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A La Memoria de Don Jesús VergaraEl 22 de febrero falleció a los 85 años el señor Jesús Vergara, don Camaján; originario del Chocó, vivió toda su vida en las tierras del Pacífico. Su prolongada existencia es la expresión de algunos eventos ocurridos en esta región colombiana en el transcurso del siglo XX.

 


Por Luis Valdivia *

 

En su tierra natal, Sipí, tuvo que asumir tempranamente en su juventud (ante la muerte de su padre) la responsabilidad de cabeza de familia para con sus varios hermanos, entre los cuales era el hermano mayor.

 

El esfuerzo y el trabajo en el campo lo desarrollaron físicamente, así llegó a tener la imponente presencia que lo caracterizaba. 

 

De su vida campesina y aldeana vienen también los valores que han caracterizado a muchos hombres del Pacífico: levantarse temprano para iniciar las tareas, preocuparse de la vivienda, de los campos, del agua, del transporte. El valor del trabajo, la responsabilidad, la solidaridad y la estrictez estaban en su férreo carácter.

 

Su vida de adulto es un recuento de eventos ocurridos en el pacífico; al llegar el medio siglo (1950), el desarrollo regional del Valle del Cauca, particularmente de la industria cañera, llevó al interior gentes del Pacífico, hombres y mujeres que aportaron con su brazo vigoroso al crecimiento económico del interior. Pero Jesús Vergara se mantuvo en su terreno: fue negociante, obrero de ferrocarril, comerciante de galería y finalmente logro un puesto como estibador – trabajo que era muy apetecido por los hombres de la región – en el Terminal Marítimo de Buenaventura. Allí aporto su capacidad y se jubiló en 1992.

 

Su apego a Buenaventura fue inquebrantable, vivió aquí durante 50 años; culminó aquí su existencia y también la presencia de una barra de señores mayores (de diferentes actividades) que hacían tertulia en el barrio Nayita: El Doctor, Don Polo, Don Reina, Don Nano, Cabeza, Don Vicente, Don Alipio, Don Huila, “Ecuador” y Don Chucho, muchos de ellos ya fallecidos.

 

Comenzó su vida familiar en Sipí a los 22 años: formó familia con una coterránea y tuvieron cuatro hijos; Luego, separado de su primera mujer, constituyó en Buenaventura un nuevo hogar, también con una coterránea; tuvieron ocho hijos.

 

Se esforzó para que estos hijos estudiaran; de aquí salió una trabajadora social, una fisioterapeuta, una bacterióloga, una fonoaudióloga, una veterinaria y un arquitecto. Pero, más importante que esto, Jesús Vergara dejó para su tierra un conjunto de ciudadanos serios, honrados, trabajadores.

 

Con todo y su vida masculina no escapó a las expresiones de la cultura machista, tan característica en los latinoamericanos: enamorado, conquistador y según la impresión de algunas voces femeninas… “ese hombre es un diablo”.

 

En los últimos años de su vida, luego de dos operaciones en las que perdió sus piernas, quedo reducido a A La Memoria de Don Jesús Vergarauna silla de ruedas. Esta intervención médica (necesaria para conservar su vida) prácticamente liquidó la existencia de este hombre tan activo y vital.

 

Callado, guardado en sus pensamientos, sobrellevó con dignidad esta penosa etapa; soportando situaciones que a pesar de ser necesarias eran humillantes.

 

En lo personal, nos conocimos en 1976 por intermedio de mi esposa que tenía un parentesco con él (ella había nacido también en Sipí). Nació entre nosotros una autentica amistad. Recibí de él y su familia muestras de aprecio y confianza; constituyeron para mí “la familia”, llenando el vacío que tenía en mí condición de extranjero.

 

En 1991 con la muerte de mi esposa (asesinada en el puerto) encontré un apoyo en la fortaleza de su carácter; en una situación tan dolorosa y traumática para mí y mis hijos, este apoyo personal y familiar me comprometió profundamente.

 

Generó aprecio y respeto en todos los que lo conocieron. Ahora, el señor Jesús Vergara, don Camaján, se ha ido y con él se ha ido también algo de nosotros; él descansa en paz, Amén.

 

 

 

* Luis Valdivia (nacido en Chile) es Profesor Titular, jubilado, de la Universidad del Valle; es autor del libro “Buenaventura, un desarrollo frustrado,  evolución económica y social del puerto”.