Este es el sistema híbrido de paneles solares con sistema de almacenamiento y planta diésel de respaldo
Punta Soldado es hoy un corregimiento con esperanza. Así se escucha por las calles, en la voz de los abuelos, de las mujeres que cuidan a sus hijos, de los líderes y hasta de los niños que corren apresurados y bulliciosos detrás de una pelota por los rincones del pueblo…La esperanza regresó gracias a acciones cotidianas para muchos, pero poco usuales para otros: encender un bombillo, ver las calles iluminadas, cocinar en la noche o ver televisión.
Punta Soldado es una isla del Pacífico colombiano. Sus características geográficas la aíslan del Sistema Interconectado Nacional, razón por la cual fue necesario buscar alternativas para que esta población pudiera tener acceso permanente a la energía.
Esta comunidad había solicitado a varias entidades la instalación de la interconexión eléctrica, pero su la lejanía al puerto de Buenaventura y las condiciones ambientales y del suelo impedían la conexión al Sistema Interconectado Nacional. Adicional a esto, la planta diésel que tenían en el pueblo funcionaba en la medida en que la comunidad tuviera o recibiera recursos para encenderla.
Epsa, una empresa Celsia, junto con el Programa de Energía Limpia para Colombia de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), analizaron la situación de esta isla de pescadores y se unieron para desarrollar un sistema híbrido, el cual consiste en generar electricidad con 288 paneles fotovoltaicos que captan la energía del sol y la transforma en eléctrica, para luego ser almacenada en 96 baterías, que cuentan con el respaldo de una planta diésel para los días de baja producción solar o de aumento en la demanda de las viviendas.
Hoy, el proyecto de alto impacto social y ambiental permite que Punta Soldado esté ‘energizado’ de esperanza, pues el pueblo puede disfrutar de energía por espacio de 8 horas ininterrumpidas.
“Estamos muy contentos. Antes era muy complejo cualquier cosa, por ejemplo ver un partido por televisión”, dice Jimmy Montaño, presidente del Consejo Comunitario de Punta Soldado, al recordar esas noches sin energía eléctrica. “Dependíamos de los pocos que tenían planta eléctrica en su casa”, agrega el pescador.
Incrementar las posibilidades de acceder a capacitación, salud, entretenimiento y recreación, también es un efecto de la llegada de la luz, pues se extendieron los horarios de la escuela, los servicios del centro de salud, del centro comunal, la iglesia y hasta una discoteca. Se iluminan nuevas posibilidades de vida.
Juan Manuel Alzate, gerente de Innovación de Epsa-Celsia, dice que “Punta Soldado ha sido una suma de gratas experiencias: la oportunidad de resolver una dificultad de la comunidad en nuestra área de influencia, la oportunidad de aprender de nuevas tecnologías como el almacenamiento acoplado a la generación solar, y la oportunidad de hacerlo respetando los intereses ambientales. En Celsia y Epsa creemos en proyectos como éste y estamos dispuesto a invertir en nuevas tecnologías para aprender de ellas, y procurar su beneficio social, ambiental y económico”.
Para USAID, este es un ejemplo de lo que el país puede hacer cuando se unen voluntades: “El esfuerzo de la sociedad rural sumado a los aliados regionales como Epsa-Celsia y la cooperación internacional hace que se pueda promover la implementación de soluciones energéticas sostenibles con el ambiente, con tecnologías robustas y de punta, pero de sencilla operación y mantenimiento por la comunidad. Hemos logrado entre todos entregar un modelo replicable en otras comunidades, asegurando no sólo la robustez técnica y apropiación social, sino que, con la instalación de medidores prepago en todas las viviendas, propiciando el uso eficiente de energía y el sostenimiento financiero del proyecto”.
Comunidad empoderada
Con la asesoría de EPSA, la comunidad creó la Junta Administradora de Servicios de Energía - JASE, la cual será la encargada de hacer sostenible la solución garantizando la confiabilidad en el servicio prestado.
La JASE realizará el recaudo (subsidio y pago usuarios) y la administración, operación y mantenimiento que permita la sostenibilidad del sistema. Para realizar dicho pago, cada familia adquirió una tarjeta prepago que es recargada en la oficina de la JASE en Punta Soldado, posterior a esto el usuario coloca la tarjeta al frente al medidor inteligente, que detecta la información, y comienza a entregar la energía a la vivienda, conforme a la carga realizada, similar a un sistema prepago de celular.
