Abr 26, 2024

Análisis de quesabesde.com a la Surface 3

  • Jul 24, 2015
  • Jul 24, 2015
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Análisis de quesabesde.com a la Surface 3 

 

Microsoft se ha rendido ante lo evidente con la cancelación de Windows RT. La gama Surface se ha adaptado a la pérdida de la versión del sistema operativo para plataformas basadas en ARM con una nueva versión económica dotada de un procesador Intel Atom que le garantiza compatibilidad con todas las aplicaciones disponibles para Windows sin afectar muy negativamente a su autonomía. Pensado para trabajar además de navegar por Internet, el Surface 3 ha de ser observado desde un prisma distinto al utilizado con sus predecesores.

 

No se puede decir que el discurso de Microsoft en torno a su gama Surface haya sido especialmente coherente. Presentado en su primera generación como un tablet capaz de hacerlo todo, este producto de características híbridas estaba disponible hasta hace poco en configuraciones x86 y ARM, la primera de ellas orientada a un consumidor deseoso de utilizarlo como herramienta de trabajo y la segunda teóricamente pensada como dispositivo de entretenimiento y consumo de medios. La acogida de una y otra ha sido vastamente desigual.

 

Así como las versiones Pro han gozado de una buena acogida entre el público profesional gracias a su adecuada potencia, un diseño polivalente y la inestimable presencia de un lápiz digital, los modelos basados en procesadores ARM y en Windows RT han sido objeto de duras críticas.

 

La ausencia de aplicaciones específicas y su incapacidad para ejecutar programas de escritorio reducían sus capacidades a las de un tablet para navegar por Internet y reproducir películas. Algo que se puede hacer igual de bien con un iPad o con infinidad de modelos basados en Android que no costaban ni la mitad.

 

Ante un público generalista reacio a morder el anzuelo y reconociendo el hecho de que Windows RT ha sido un fiasco, Microsoft ha decidido dejar atrás su antigua gama de tablets basados en la arquitectura ARM para integrar los últimos procesadores Intel de bajo consumo en su modelo más económico. El resultado es un Surface más pequeño, sorprendentemente potente y con unas posibilidades de uso que lo ponen en línea con un auténtico ordenador portátil.

 

Bien proporcionado

 

Los consumidores que ya estén familiarizados con la gama Surface no encontrarán grandes sorpresas en el diseño exterior de la nueva generación. Como el Surface 2 y el más actual Surface Pro 3, el nuevo tablet híbrido de Microsoft destaca por una construcción metálica que pasa por ser una de las más cuidadas del mercado. La calidad de las terminaciones y la robustez transmitida durante su uso hacen del Surface 3 uno de los dispositivos mejor rematados y más agradables de usar que se pueden adquirir en este momento.

 

Uno de los mayores cambios introducidos a nivel de diseño en este producto es el uso de un nuevo soporte plegable con tres posiciones. Esta característica permite modificar la inclinación de la pantalla para facilitar su uso como equipo de escritorio o escribiendo desde el propio regazo.

 

El pie se extiende desde unas muescas situadas a los lados y se fija con la ya clásica rigidez de Surface, evitando vibraciones y bamboleos durante un manejo táctil del dispositivo o a la hora de usar el lápiz opcional.

 

La tercera gran novedad exterior del Surface 3 es la ausencia de un conector de carga magnético. Esta práctica interfaz ha sido sustituida por una menos elegante pero más habitual conexión micro-USB, que permite cargar el tablet o conectar periféricos con este tipo de puerto. Con el uso de un conector micro-USB, el Surface 3 pierde algo de personalidad pero gana en posibilidades al poder ser utilizado en combinación con el cargador del teléfono móvil, lo que permite reducir el número de cachivaches en la mochila.

 

Cabe señalar que el tablet no dispone de rejillas de ventilación, puesto que su procesador Intel Atom x7-Z8700 se refrigera usando un sistema pasivo. Esto significa que el Surface 3 tiene un funcionamiento totalmente silencioso, más propio de un auténtico tablet.

 

Microsoft ha logrado reducir el grosor de Surface 3 a su mínima expresión, que no es otra que la del puerto USB 3.0 integrado.

 

Su manejo en modo táctil es notablemente más cómodo que el del Surface Pro 3 gracias a sus compactas dimensiones, derivadas del uso de una pantalla de 10,8 pulgadas frente a las 12 pulgadas del modelo de gama profesional. Compactas para lo que se estila en el seno de la familia Surface, se entiende. Resulta sorprendente que Microsoft haya logrado crear un tablet aún más delgado que el Surface 2. Y es que con 8,7 milímetros de grosor, es prácticamente imposible reducir su perfil sin perder el imprescindible conector USB 3.0 de tamaño completo.

 

Pese a ser más compacto y ligero, el Surface 3 sigue siendo notablemente más grueso y pesado que los tablets de gama alta basados en procesadores ARM. Sus 622 gramos de peso pueden dificultar su uso continuo fuera del escritorio o como dispositivo de lectura, lo que juega en su contra. También suponen que tomar notas a mano alzada sea un poco más complicado, dando pruebas de que la itinerancia de la gama Surface sigue siendo algo limitada.

 

Pantalla brillante y todoterreno

 

La familia de dispositivos Surface siempre se ha caracterizado por la buena calidad de sus pantallas. Este último modelo no es la excepción. El Surface 3 hace uso de un nuevo panel LCD IPS de 10,8 pulgadas y 1920 x 1280 píxeles que resulta ligeramente más grande y menos rectangular que el utilizado por el Surface 2, de 10,6 pulgadas y con resolución Full HD. De gran nitidez y excelente velocidad de respuesta, es con diferencia uno de sus puntos más fuertes de este dispositivo.

 

A pesar de que el Surface 3 no tiene una orientación laboral tan definida como la de la versión Pro, Microsoft es consciente de que serán muchos los usuarios que den un uso productivo a su último tablet, especialmente gracias a su soporte para lápices digitales. Por ello ha decidido integrar una pantalla de gran corrección cromática, con excelentes ángulos de visión y un buen contraste.

 

Uno de los puntos donde más gratamente sorprende el Surface 3 es en el ajuste automático que realiza bajo la luz del sol. En comparación con muchos otros tablets, el de Microsoft muestra colores más vivos y textos más nítidos en condiciones de iluminación donde muchos otros modelos tienen un borrón negro en lugar de una pantalla, lo que puede ser algo a tener en cuenta si se pretende utilizar el Surface 3 en exteriores o durante desplazamientos en tren.

 

Aunque más grueso y pesado que un iPad, el Surface 3 resulta notablemente más cómodo en su uso como tablet que la versión Pro, excesivamente voluminosa.

 

Por último, es importante señalar que el panel LCD y la cubierta de cristal están unidas en lugar de simplemente superpuestas. Puede parecer un detalle sin mayor importancia, pero eso permite a los tablets Surface reducir al máximo la distancia entre la punta del lápiz digital y la tinta electrónica, lo que redunda en un manejo mucho más natural a la hora de tomar notas o retocar imágenes.

 

Hecho para disfrutar, pero también para trabajar

 

La diferenciación entre los Surface basados en las arquitecturas ARM y x86 ha sido hasta ahora cristalina. Los modelos con Windows RT eran máquinas única pensadas para navegar por Internet, reproducir vídeos y ejecutar algunas de las poquísimas (y generalmente bastante pobres) aplicaciones disponibles en la tienda de Windows, mientras que los Surface con procesadores Intel eran ordenadores portátiles hechos y derechos disfrazados de tablets. La llegada del Surface 3 pone este antiguo reparto patas arriba.

 

Haciendo uso de un procesador Intel Atom x7-Z8700, el Surface 3 pone punto y final a Windows RT y todas sus limitaciones para ofrecer total compatibilidad con todas las aplicaciones de Windows disponibles en el mercado, pero sin perder por ello su caracterización como el modelo más liviano y de menor consumo de la familia.

 

Las pruebas de rendimiento ejecutadas durante la realización de esta prueba reflejan que el Surface Pro 3 duplica e incluso triplica los registros de este nuevo modelo, lo que tampoco debería ser una sorpresa. Con todo, hay vida más allá de benchmarks como 3DMark, que muy adecuadamente sitúa el rendimiento del Surface 3 en la órbita de un ordenador de sobremesa convencional de 2013. No es un equipo para juegos, pero pese a ello el funcionamiento del modelo con 4 GB de RAM es generalmente óptimo e incluso se pueden ejecutar títulos como “Asphalt 8” con gran fluidez.

 

A la hora de la verdad, el Surface 3 se muestra en todo momento rápido y voluntarioso. De hecho, resulta incluso sorprendente la suavidad con la que su humilde procesador Cherry Trail logra mover Windows 8 y la inmensa mayoría de los programas más habituales, hasta el punto de que en muchos aspectos hace que el modelo Pro parezca casi redundante.

 

Incluso software relativamente pesado como Photoshop funciona de forma adecuada a la hora de realizar pequeños retoques sobre la marcha, dando fe de lo mucho que han avanzado los procesadores de bajo consumo de Intel.

 

El Surface 3 puede presumir de tener el que probablemente es el mejor teclado jamás lanzado para un tablet

 

Con esto dicho, el Surface 3 sigue estando lejos de las prestaciones de la versión Pro. La velocidad de su SSD es notablemente inferior (la versión de 128 GB registra una velocidad de lectura próxima a los 100 MB por segundo y de aproximadamente la mitad en el modo de escritura), algo que junto a su modesto procesador se deja notar especialmente a la hora de instalar aplicaciones muy pesadas o las últimas actualizaciones de Windows.

 

Medir la autonomía del Surface 3 es difícil, puesto que su concepción a medio camino entre tablet y ordenador portátil hace imposible encontrar un uso típico para estandarizar las mediciones.

Empleando los mismos procedimientos que para probar otros tablets, la batería del Surface 3 arroja una duración de poco más de 10 horas de uso ininterrumpido con una carga de trabajo ligera. No es tanto como un iPad o los tablets basados en Android de mayor capacidad, pero es un buen dato para un equipo con Windows.

 

Una vez más, su excelente lápiz digital vuelve a marcar las distancias con cualquiera de sus posibles rivales

 

A nivel de accesorios, el Surface 3 destaca por la posibilidad de montar una nueva cubierta Type especialmente adaptada a sus medidas. Se conecta con solidez al tablet usando el puerto magnético y cuenta con la posibilidad de ajustar el ángulo de inclinación exactamente igual que en el teclado para el Surface Pro 3. Curiosamente, este nuevo teclado resulta incluso más cómodo que el anterior.

 

La resistencia de las teclas y la rigidez de la cubierta son mucho más satisfactorias que en modelos anteriores, hasta el punto de que irónicamente nos encontramos ante un tablet que a la postre tiene un teclado superior al de algunos ultrabooks y que cuenta además con teclas iluminadas. El trackpad integrado, por su parte, es mucho más agradable y preciso de utilizar que en la generación anterior, cuyo manejo podía ser frustrante.

 

La precisión brindada por el lápiz digital del Surface 3 hace difícil regresar a un modo táctil tradicional. Es una experiencia casi única en su segmento.

 

El Surface 3 también es compatible con el lápiz Bluetooth introducido por el Surface Pro 3. Está basado en la tecnología de la compañía N-Trig (adquirida por Microsoft) y brinda 256 niveles de presión frente a los 1.024 ofrecidos por el digitalizador Wacom de las antiguas versiones Pro, pero no muestra diferencias apreciables en su funcionamiento, con trazos veloces, firmes y precisos en las aplicaciones de dibujo y retoque probadas durante este análisis.

 

Este lápiz digital se alimenta con una pila de tamaño AAAA y cuenta con botones para facilitar la selección de elementos y el borrado de trazos. Su arma secreta, sin embargo, es el botón superior, que sirve para lanzar OneNote y comenzar a tomar notas manuscritas en menos de un segundo. Es difícil comprender lo práctico que resulta hasta que se ha utilizado durante varios días. Una vez acostumbrados al stylus, cuesta volver atrás.

 

En el lado negativo, tanto el teclado como el lápiz digital son elementos opcionales que añaden un importante sobrecoste al precio final de este Surface. Por 150 y 50 euros, respectivamente, siguen sin ser lo que se dice económicos.

 

Es un tablet, es un portátil, es un PC de sobremesa

 

Para la realización de este análisis Microsoft envió una base de acoplamiento opcional. Este elemento, ya disponible para otros modelos, permite convertir al Surface 3 en un auténtico ordenador de sobremesa. Está pensado de forma muy especial para empresas y profesionales que requieren utilizar un gran número de periféricos con su equipo portátil.

 

Fabricado en plástico (contrasta bastante con la sólida construcción metálica del Surface), posee un diseño extensible y se acopla al tablet a través de los puertos USB del costado derecho.

 

La base de expansión de Microsoft permite conectar múltiples periféricos, incluyendo monitores externos y dispositivos con un conector Ethernet.

 

La base de acoplamiento incorpora cuatro puertos USB (dos conectores 2.0 y otros dos 3.0), una interfaz Ethernet, una salida de audio de 3,5 milímetros (puesto que la del tablet queda inaccesible), una salida Mini DisplayPort y un orificio para cables antirrobo.

 

Las posibilidades de uso brindadas por este interesante accesorio son elevadas, casi tanto como los 220 euros que cuesta. Mucho dinero para un aparato pensado para evitar el uso de un ordenador convencional.

 

Una cámara que por fin hace algo más que estar

 

Echando la vista atrás, resulta curioso observar cómo Microsoft ha dado prioridad a las cámaras de las versiones económicas de sus Surface frente a los modelos Pro. Una posible explicación a este hecho es la orientación del modelo hacia un consumidor más amplio e interesado en sacar su tablet de la oficina, donde el Surface 3 cumple un buen papel.

 

Lo cierto es que técnicamente la cámara trasera de 8 megapíxeles incluida no da para grandes alardes si se compara con la de los mejores teléfonos móviles del momento, pero sí resulta mucho más competente que las integradas en muchos tablets basados en Android y dotados con cámaras de calidad muy pobre.

 

Cuenta con autofoco (no así con flash, prestación poco habitual en su segmento) y grabación de vídeo Full HD, y se complementa en la parte delantera con una cámara de 3,5 megapíxeles.

 

Las fotografías capturadas con el Surface 3 muestran colores vivos y una buena definición. El balance de blancos es también bastante correcto en la mayoría de los casos, si bien algunas de las imágenes muestran una cierta propensión hacia los tonos azulados.

 

Probablemente el mejor Surface hasta la fecha

 

Microsoft ha logrado una extraña hazaña con el Surface 3: la versión históricamente menos recomendable de su tablet se ha convertido en la más equilibrada y polivalente. El Surface Pro 3 no ha logrado convencer al público de que puede sustituir sin problema alguno al clásico ordenador de sobremesa, tal y como presumía Microsoft, pero este nuevo modelo de menor coste ha demostrado que puede reemplazar al clásico ordenador portátil de forma plenamente satisfactoria para un gran número de usuarios.

 

La posibilidad de incluir un lápiz digital de gran sensibilidad y conectar todo tipo de dispositivos diferencian a los tablets Surface de cualquier posible rival. Hay tablets con mayor autonomía y mejores aplicaciones táctiles, pero ninguno de ellos puede ejecutar Photoshop ni cuenta con un teclado tan bueno como el de Microsoft. En el lado contrario, el precio del Surface 3 es elevado. Muy elevado.

 

El Surface 3 puede no ser el mejor tablet del mercado, pero definitivamente es más interesante que un ultrabook.

 

El modelo de 64 GB y 2 GB de RAM sale por 600 euros, mientras que la versión con 128 GB de almacenamiento y 4 GB de RAM, mucho más deseable, está disponible por unos nada asequibles 720 euros. A estos precios hay que sumar el teclado y el lápiz, que se venden por separado y sin los cuales el Surface 3 no resulta lo suficientemente atractivo.

 

Dadas las circunstancias, la gama Surface sigue sin ser el equipo para todos que Microsoft pregonaba en sus inicios, pero sí comienza a vislumbrarse como una muy interesante alternativa a los clásicos ultrabooks, especialmente si no se requiere la potencia de la versión Pro. Es cuestión de valorar lo mucho o poco que se va a utilizar el famoso stylus, del que realmente cuesta despegarse una vez acostumbrado.

 

Fuente: quesabesde.com